¿Soy cactus o abrazo cactus?
La
escuché en un momento vulnerable, y me
hizo sentido explicar que es
abrazar tu cactus.
El cactus es una
planta que según Mariano Sánchez, jefe de la Unidad de Horticultura del Real Jardin Botanico CSIC, han desarrollado estrategias para combatir el calor de temperaturas de hasta 60
grados Celsius, y “las espinas son hojas que se han modificado para perder la
mínima cantidad de agua. Es un mecanismo evolutivo de adaptación al medio”.
En la vinculación
afectiva, podríamos ser cactus, porque
en nuestro desarrollo creamos mecanismo inconsciente de protección (adaptación
al medio), para no sufrir, barreras para
blindarnos del acercamiento emocional, visto como amenaza, en respuesta a la frustración, miedo a vivir el dolor del abandono y soledad.
La terapia de
Aceptación y Compromiso (ACT), establece que la diferencia entre el dolor y el
sufrimiento es que el dolor es intrínseco a la vida. Sin embargo, el
sufrimiento o trauma aparecen cuando luchamos contra ese dolor, nos negamos a
sentirlo, a que forme parte de nuestra vida y sanarlo a partir de vivir el
duelo por la perdida.
Es importante
conocer que para ser cactus, hubo un
proceso, el psicólogo británico John Bowlby, elaboró una teoría conocida como
“teoría del Apego”, dice: que apego es la
relación más temprana que se establece con el cuidador más próximo
(madre, padre) y nos permite aprender a regular nuestro sistema emocional; por
lo que ofrecer respuestas de seguridad y
afecto ante necesidades, permitirán al niño desarrollar un sentido de
seguridad y poder establecer vínculos emocionales profundos y
perdurables, que conecta una persona a otra a través del tiempo y el
espacio.
Cuando no hay apego seguro, se generan
carencias, inseguridades, miedos al abandono, ansiedad ante separación, evidenciándose una tendencia muy marcada hacia el egocentrismo (creerse el centro de todas las
preocupaciones y atenciones), con escasas habilidades sociales y con propensión
a la dependencia emocional. La ausencia
de vínculo afectivo se relaciona directamente con la inseguridad, el
retraimiento y la inestabilidad emocional (Ainsworth y Bell, 1970).
Cuando somos los
que nos abrazamos al cactus, aprendimos
o vivimos en el desarrollo, lo que el psicólogo Martin Seligman, explica
en teoría de indefensión aprendida:
como un tipo de comportamiento que
aparece cuando una persona es incapaz de reaccionar frente a situaciones dolorosas
ante las que está expuesta continuamente afectando áreas fundamentales para el
bienestar, como la motivación donde se produce déficits sintiendo perdida de deseos para seguir
luchando, rindiéndose ante las
circunstancias; El área emocional con déficits, manifestándose con niveles altos de ansiedad
y depresión y en área cognitiva se evidencia creencias irracionales, de que
no puede hacer nada para mejorar su situación y asume su destino como
inmutable, desarrolla una visión pesimista del mundo y de desesperanza,
asumiendo que es incapaz de salir de esa situación.
El tiempo en que lo simple se vuelve complejo en la convivencia, donde las cosas se transforman de manera
muy paulatina y es complicado detectar el momento en el que empiezan a
cambiar por que la persona que lo vive y acepta, tiene falta de contacto interno y de
autoconocimiento que le impide saber qué le perjudica, qué quiere y se va adaptando a una situación en la que poco a poco va generando un
malestar mayor, llegando a convertirse
en la normalidad.
Bertrand Russell
(1873-1971) destaca en su obra “La conquista de la felicidad” (1930) el papel
jugado por las creencias adquiridas en la primera infancia, que se hacen
inconscientes y a veces perturban a las personas en su vida más adulta como
exigencias irracionales, y cómo éstas pueden ser sustituidas por creencias
racionales ayudando así al individuo a alcanzar sus metas y el bienestar.
Walter Riso, en su libro “Despegarse sin anestesia”, dice:
“el desapego aparece cuando "la persona
cambia el sufrimiento inútil por un sufrimiento útil, que es el del
duelo y la pérdida asumida" y conduce a la sanación emocional, a la
sensación de libertad y a la autoafirmación personal.
Abrazarse a sí
mismo, conectarse con el presente, vivir en libertad soltando las ataduras
(creencias) que les mantienen lejos del
equilibrio y bienestar debe ser una meta alcanzable y buscada por cada uno.
Identificar y
aceptar es el primer paso para reconocer si soy cactus o estoy abrazado a uno,
a partir de ahí, saber que puedo sanar
las heridas, levantarme firme, amarme y lograr caminar hacia la búsqueda del
equilibrio, realizando los procesos terapéuticos
que me permitan ver que amarme, me permite
libertad de: ser, hacer, estar, dar, recibir.
Victor Frankl, neurologo y psiquiatra austriaco,
fundador de la logoterapia. Dice: “El amor a sí mismo es el
punto de partida del crecimiento de la persona que siente el valor de hacerse
responsable de su propia existencia”.
Finalmente este
poema de Rabindranath Tagore: “No deseo que me libres de todos los
peligros, sino valor para enfrentarlos. No pido que se apague mi dolor sino
coraje para asumirlo. No busco aliados en la batalla, sino fuerza en mí
mismo. No imploro con temor ser salvado, sino esperanza para ir logrando,
pacientemente, mi propia libertad”.
Ambos nos invitan a
hacernos responsables de nuestro bienestar, procurarlo, luchar por ello,
hacernos consciente de decir un hasta aquí, y un de ahora en adelante.
imagen: instagram#melastima.twgram.me
Excelente reflexion, muy interesante para aplicarla a la vida personal.
ResponderEliminarGracias por sus aportes!