Procastinar ¿quien no?
Al acercarse el final de año queriendo o no,
nos pasa en nuestra mente la pregunta ¿Qué cumplí de lo que me propuse en este
año que casi termina?
Si las
respuestas son: explicaciones, justificaciones, excusas, conmiseración de lo
que no hice, o que inicie pero deje
inconcluso, corresponde a lo que se conoce con el nombre de procrastinación definida como: “la acción o el hábito de postergar
actividades o situaciones que deben atenderse, sustituyéndolas por otras situaciones
más irrelevantes o agradables” y que interfiere de forma significativa
en tu vida y afecta a el bienestar emocional en el ámbito personal, laboral o social.
Autores como
LaForge considera la procrastinacion como
el resultado de rasgos de indecisión vinculados con formas de protección de la
autoestima a través de poner obstáculos frente a la realización de algún tipo de prueba o
cuestionamiento de la habilidad personal
(no sentirse apto), cierta manifestación de la autonomía frente a la obligatoriedad de algunas tareas, la
evitación misma de las tareas que resultan aversivas asociada con la ansiedad
como estado, la respuesta ante el miedo al fracaso, las tendencias
perfeccionistas, y la carencia o dificultad de auto-regulación o de capacidad
de auto gestión.
Este autor recoge
de una forma breve todo lo que implica la procastinación, mostrándonoslo como
un problema de autoestima, como una conducta
de evitación por gratificación instantánea de actividades que elegimos dejando
el deber por el placer, produciéndonos un estado de ansiedad y frustración por no habernos
enfrentado a la cuestión o asunto y saber que sigue estando pendiente, llevando
un efecto de impacto en estado de ánimo, en el que se generaliza la evitación a
muchas tareas por sentirnos abrumados.
Todos postergamos la realización de tareas, pero cuando
esta conducta es frecuente llega a formase un habito y generara una serie
de consecuencias negativas. Me pregunto ¿Cuántas cosas he acumulado (closet,
archivos, despensa, nevera, etc.) por no realizar la tarea de discriminar lo
que realmente necesito? ¿Cómo anda mi lista de contactos reales, en mi libreta,
agenda, teléfono? ¿Por qué he
postergado resolver conflictos emocionales conmigo mismo y con los demás?
Muchas podrían ser
las áreas de preguntas, y para dar respuestas tenemos que decidir ante la tarea si realizarla o postergarla, el
neurocientífico B. Richmond (2004) afirma que cuando evitamos realizar una
tarea que nos cuesta hacer, sustituyendo por una actividad más agradable
descargamos una pequeña dosis de dopamina, relacionada con la sensación de
gratificación que podría ser la causante de la procrastinación y su
mantenimiento. A pesar de los efectos negativos de posponer alguna actividad
importante, gana el alivio momentáneo que se siente al evitarlo y ese pequeño
placer a corto plazo que sentimos con la tarea elegida en sustitución.
Posponemos para
evitar sentir emociones “negativas” como el miedo, la ansiedad, la frustración
o la simple incomodidad. Este mecanismo de huida se “instala” en nosotros
porque cuando hacemos algo que elimina el malestar, nos alivia, pero si además
hacemos algo que genera cierto placer en vez de terminar la tarea pendiente,
queda grabada en nuestro cerebro como algo “que ha ido bien” y tenderemos a
repetirlo y ahí quedamos atrapados y comenzamos a buscar razones que van desde
el auto engaño, la auto descalificación (manifestación de baja autoestima), el
perfeccionismo, la ira, frustración, falta de auto regulación como detallamos a
continuación con oraciones a manera de ejemplo :
Cuando digo: No sé cómo hacer la
tarea (me descalifico). No me gusta el trabajo (me enojo, me frustro). La tarea
no es importante en este momento (auto engaño). No tengo el tiempo suficiente
ahora (auto engaño). No es algo de alta prioridad (auto engaño). Necesito ayuda
para hacerlo (me descalifico). No
tengo/encuentro lo que necesito para hacer el trabajo (perfeccionismo). Tengo
objetivos sin plazos (auto engaño). Soy holgazán (me descalifico). Me falta motivación (me descalifico). Soy una
persona desorganizada (me descalifico). Es una tarea desagradable (frustración,
perfeccionismo) .Soy distraído (me descalifico). Tengo miedo al fracaso (me
descalifico).mis prioridades no son
claras (me descalifico). Soy indeciso
(me descalifico). Me gusta la emoción/adrenalina de las corridas
“de último minuto (falta de autorregulación)
La Dra. Sapadyn (City University of New
York) identifico seis tipos de características en las personas que lo llevan
a procrastinar las que transcribo a continuación:
Perfeccionistas: Quieren que cada proyecto sea perfecto, esto generalmente los
“congela” por miedo a no lograr este objetivo irrealista, aunque hayan sido
ellos mismos los que hayan definido los objetivos.
Soñadores: Sufren de
“pensamiento mágico”. “Va a funcionar todo bien”, dicen, aunque no hacen nada
para acercarse a sus objetivos.
Generadores de Crisis: Dicen que
normalmente trabajan mejor bajo presión, pero para ser más precisos, prefieren
protestar y generar crisis para no hacer en definitiva ninguna tarea.
Atormentados: Sus miedos
consumen sus procesos de pensamiento e impiden que cualquier tarea sea
realizada, mientras imaginan y meditan en cada posible escenario de desastre y
fracaso. Desafiantes: A estas personas les molesta las asignaciones de
tareas, retomando control de sus vidas rechazando el trabajo en forma oportuna
y cooperativa, o directamente en forma frontal.
Sobrecargados: Conocidos también
como “los complacientes”, esta gente no puede decir que no, y por lo tanto toma
más y más responsabilidades sin ninguna expectativa razonable de ser capaces de
cumplir sus obligaciones.
Otro psicólogo norteamericano William Knaus, coautor del libro Overcoming Procrastination” (Superando
la Postergación) refiere una serie
de características personales que son propias de las personas con tendencia a
la postergación, la transcribimos a continuación:
Creencias irracionales: Basadas en una pobre autoimagen, auto concepto que les hace
verse como inadecuados o incompetentes, o ven al mundo con demasiadas
exigencias que no se ven capaces de cumplir.
Perfeccionismo y miedo al
fracaso: Postergar, y justificar un resultado final
por falta de tiempo, sirve de excusa para evitar el miedo al fracaso, en tareas
donde no hay garantías de éxito. Son personas perfeccionistas y auto exigentes,
que se marcan metas poco realistas.
Ansiedad y catastrofismo: El cúmulo del trabajo supone un cúmulo correlativo del nivel de ansiedad.
La dificultad para tomar decisiones y la búsqueda de garantías de éxito antes
de iniciar una tarea provoca finalmente sentimientos catastrofistas, y como
resultado se sienten saturados e indefensos. Pueden sentir auto compasión
escudándose en que no son aptas para las exigencias del mundo que les ha tocado
vivir.
Rabia e impaciencia: Las exigencias desmesuradas y el catastrofismo provocan también rabia
e impaciencia. Pueden surgir ideas del tipo «yo debería ser capaz de realizar
esto solo» «¡qué idiota que soy!» o «¡no puedo tolerar esta ansiedad!». Estas
personas perfeccionistas, al no cumplir con las metas que se marcan, se
muestran agresivas contra sí mismos. Terminan atrapadas en un círculo de
enfado-rebelión que empeora su rendimiento.
Necesidad de sentirse querido: El deseo de realizar tareas sobre la base de la recompensa en forma
de amor o aceptación de los demás. La creencia que subyace es: «todos deberían
amarme para poder amarme a mí mismo». Basa su valía como persona en la
aceptación y atención recibida. Si se les recompensa con sus demandas
implícitas se sienten fuertes psicológicamente y por el contrario se sienten
inválidas cuando no obtienen lo que desean. Por ese motivo estas personas
aceptan todo tipo de demandas de los demás con el fin de agradar.
Sentirse saturado: El trabajo se les acumula, y se ven incapaces de establecer
prioridades; esto provoca sentimientos de ansiedad, saturación, estrés,
angustia, indecisión, impotencia, inmovilización y fracaso lo que cierra un círculo
vicioso del que no pueden escapar.
He querido
transcribir estas características ofrecidas por ambos psicólogos norteamericanos,
porque aunque exponen las características y lo hacen de forma distinta,
pero encontramos explicación y forma de identificar si estamos procrastinando
y de ser así saber porque e iniciar el
proceso de cambio.
Identificando y
aceptando que necesitamos un cambio, debemos movernos a realizarlo, por esta razón
termino este articulo transcribiendo las
recomendaciones de la universidad de Harvard que propone 6 claves para
dejar de procrastinar:
1) Piensa en las consecuencias
Ser consciente de
lo que pasa cuando dejas todo para último momento te ayudará a dejar de
hacerlo. La posibilidad de perder un examen, reprobar una materia, disgustar a
tu jefe o hacer que tu empresa pierda un cliente debería ser fundamento
suficiente para que realmente aproveches todo el tiempo que tienes en realizar
tus tareas de la mejor forma posible.
2) Cree que puedes empezar ahora mismo
Creer en ti y en
tus propias capacidades es vital para que encares las tareas apenas las recibes
en lugar de archivarlas por un tiempo. Debes pensar que cuanto más demores en
iniciarlas peor te verás tanto ante tus compañeros como ante tus superiores. Si
tú no crees en tus capacidades ellos tampoco lo harán.
3) Descubre lo que te retrasa
Es una buena idea
preguntarte qué es lo que te está retrasando para que decidas no iniciar la
acción que te solicitan. Reconocer por qué te demoras podrá ayudarte a cambiar
este hábito.
4) Une lo que no te gusta con lo que sí
¿No te agrada la
idea de comenzar esta tarea? Puedes iniciarla acompañada de algo que te gusta,
por ejemplo escuchar música o tomar un café. También puedes generar un ambiente
que te resulte agradable para que la sensación de estar haciendo algo que no te
agrada del todo disminuya y puedas centrarte en completar tu tarea.
5) Minimiza el problema
Si te parece que te
enfrentas a una tarea demasiado compleja te costará más iniciarla, por eso, es
necesario minimizar el problema. Con esto no queremos decir que debas
subestimarlo, sino tomarlo por lo que es: una tarea que te asignaron porque
creen que eres capaz de cumplirla, entonces, debes iniciar cuanto antes tus
actividades para demostrar que puedes hacerlo.
6) Consigue un compañero
Está demostrado que
los equipos se organizan de mejor modo a la hora de realizar tareas. Compartir
tus tareas con otra persona te hará, por lo tanto, dejar de dilatar lo
inevitable. Esto no quiere decir que busques a alguien que te ayude a hacer lo
que te encargaron a ti, puedes simplemente encontrar un compañero a quien
comentarle la tarea que tienes por delante y esperar que él comente las suyas,
así, inevitablemente te sentirás más presionado a ponerte en marcha. Comparar
es una gran herramienta para dejar de procrastinar, pues crea la idea de que
otros avanzan en sus responsabilidades mientras nosotros nos estancamos.
Finalmente cito el refrán
español “No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy” porque nos ilustra muy claro que es hoy que debemos identificar y realizar los cambios en caso de que los
necesitemos en nuestras vidas, para poder alcanzar el verdadero bienestar.
Se avecina ya el nuevo año y deseo que todos puedan convertir el
año 2018 en un año lleno de propósitos,
metas y cambios positivos, que logren el
equilibrio emocional, el desarrollo
personal y agentes de paz. Dios los colme de bendiciones.
imagen:www.google.com.do/search?q=imagen+de+procrastinación&dcr=0&tbm
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